Jorge Muñoz Un angel en New York

Tras recibir el miércoles la segunda distinción más importante que entrega la Casa Blanca, este pereirano llegó el viernes a Medellín para contar su experiencia y, de paso, visitar a su familia en Palmira. La “inspiración de los americanos”, como le llamó Obama, compartió con EL MUNDO su historia.

Jorge Muñoz se va a la cama todos los días alimentado por 120 sonrisas. Revitalizado, se despierta a las 4:45 de la madrugada para darles desayuno a otras tantas personas y recarga con bendiciones y agradecimientos las baterías que requiere para su trabajo como conductor de bus escolar y para preparar, en la tarde, la cena que repartirá en la noche.

Hace seis años que esta rutina se repite. Hace dos años que Jorge, un colombiano que emigró hace 23 años a los Estados Unidos, no va al cine. El no descansa ni tiene vida, según opinan su madre Doris y su hermana Luz. Pero él opina lo contrario, pues su vida es compartir con inmigrantes latinoamericanos que pasan días enteros sin comer, porque o no tienen trabajo o no tienen papeles para acceder a los beneficios legales en los Estados Unidos.

Profundamente creyente, Jorge Muñoz, a quien los hombres y mujeres a quienes alimenta llaman simplemente Colombia, está convencido de que encontró su misión en la vida. Tras prestar el servicio militar, emigró y cursó una carrera media como técnico en Aires Acondicionados. Pero la vida le dio un giro que lo dejó frío: le diagnosticaron cáncer por lo cual no pudo ejercer su profesión, pues ni el aire ni la fibra de vidrio le iban a permitir recuperarse.

Aplicó entonces para convertirse en conductor de bus y en los recorridos, de tanto ver que la gente botaba la comida, se decidió a pedirla en donación para llevársela a quienes realmente la necesitaban. Así comenzó lo que hoy es un verdadero apostolado, reconocido esta semana por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien le concedió a Muñoz y a otras 12 personas, la Medalla Presidencial al Ciudadano Ejemplar.

Verdaderos necesitados
La primera vez que Muñoz donó alimento lo hizo a tres familias. La cifra, como es lógico, fue en aumento. En la víspera de su viaje a Medellín, el jueves pasado, fueron 140 las personas alimentadas. El día que más comida ha repartido entregó 160 cenas. El mismo se pregunta ¿de dónde sale la comida? Y se responde: “solo Dios sabe”.

De lo que sí está seguro es que nadie que acude a él lo hace por aprovecharse, sino por verdadera necesidad. “Me acuerdo mucho un día a una temperatura de 12 ºF (unos 23 ºC bajo cero) que llegué tarde por la nieve y habían 108 personas, no creo que a esa temperatura una persona que esté recibiendo asistencialismo vaya a esperar un plato de comida. Lo espera porque tiene hambre”, relata. Y añade que cuando alguien le ha pedido muchachos para trabajar, sobran los aspirantes, porque todos están dispuestos a hacerlo.

Pero no niega que llegan también “borrachitos” o indigentes. Pero no los discrimina. “Yo tengo presente lo que mi mamá me decía: si usted comparte está bien con Dios. Yo comparto con todos y qué voy a saber los problemas que tiene esta o aquella persona, si fue abusada, si cayó en el problema del alcohol y las drogas por culpa de otros”. Lo que sí hace es recomendarles ayuda profesional a quienes la necesitan y ha conocido el caso de personas que han buscado apoyo y han salido adelante.

Variadas necesidades
Entre la población que atiende, Jorge encuentra necesidades diversas. Desde gente que perdió la paga de un trabajo y requiere un abogado, hasta personas que lo único que anhelan es una ducha.

Los recursos no le alcanzan a este buen samaritano más que para darles comida y algunos consejos. Pero no conoce abogados y montar duchas móviles y una lavadora portátil de ropa cuesta medio millón de dólares, algo que excede su presupuesto.

“Si tuviera el dinero… he conocido muchos muchachos por debajo de los 20 (años) que quieren estudiar y me preguntan a dónde tienen que ir, entonces no es que ellos no quieran sino que el sistema los tiene así, frenados, se estrellan contra una pared y caen en las drogas”, enfatiza.

En su misión, como él mismo la llama, tiene el apoyo de su mamá, una hermana y un sobrino. Cuenta además con ocho voluntarios. Las donaciones le llegan por diversos medios. Por ejemplo, el año pasado los niños de tres escuelas rompieron las alcancías que llenaron durante un año, compraron alimentos y se los dieron a Jorge para que los repartiera. La razón es que confían en él, porque su labor no es fruto de estar sin oficio ni la hace un día a la semana. Es una tarea de todos los días.

“Quien sea creyente y tenga fe, sabrá que quien comparte está bien con Dios. Y todavía tengo mucho por hacer, creo que me falta mucho por hacer”, puntualiza.

MOTIVOS - La inspiración de un país

fuente el mundo.com

Obama honors CNN Hero who cooks meals for homeless people

Estoy convencida que personas asi como este hombre tienen un concepto muy claro que dice asi "EL QUE NO VIVE PARA SERVIR NO SIRVE PARA VIVIR ".Muy lindo Victoria gracias por compartir historias que dejan mucho que aprender .