A LAS MUJERES NOS ENCANTA SATISFACER NECESIDADES AJENAS

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Alejandra Stamateas
A las mujeres nos encanta satisfacer las necesidades ajenas pero se nos hace muy difícil satisfacer las propias.
Si tuviéramos que armar un presupuesto básico para cubrir las necesidades principales, veríamos que muy pocas mujeres tienen calculada sus necesidades básicas pero sí las del resto.
Sucede que a muchas mujeres realizar un presupuesto propio les parece exagerado porque dicen: “¿Cómo voy a invertir en mí?”
Esto se debe a la famosa tensión en que vivimos las mujeres entre ser independientes o seguir siendo dependientes.

Querida mujer, nunca debes relegar tus necesidades por encima de las del resto.
Tú eres importante.

Veamos juntas algunas características de una mujer dependiente:

[b]1- Juega el juego de la auto negaciónEste tipo de mujer siempre vivirá negándose cosas y diciendo:

- “Esto no es para mí”
- “Esto no me conviene”
2- Vive bajo el complejo del deber

La mujer dependiente está todo el tiempo diciendo:

- “Yo debo…”
- “Yo debería…”
- “No debo…”

Porque el deber es el que rige la vida de una mujer dependiente. No el placer.

El conflicto más grande que tenemos las mujeres es que sentimos culpa por la independencia.
Pero querida mujer, ya es tiempo de dejar de vivir bajo el complejo del deber, porque de esa manera te terminas transformando en la sirvienta de los que amas y los que aman se terminan transformando en tus opresores. Este tipo de relación es la que no te permite ver tus propias necesidades y hace que todo el tiempo te digas a ti misma:

- “Que el otro supla mis necesidades”
- “El otro se tiene que dar cuenta de lo que yo necesito”

Las mujeres dependientes viven por contrato y lamentablemente ese contrato lo escribieron y firmaron ellas mismas. Y el contrato dice: “Vas a cuidar de mí y yo voy a cuidar de ti, sirviéndote”.
Creemos que si les servimos a los demás, los otros van a cuidar de nosotras. Entonces eso alivia la tensión en lugar de enfrentarla. Por eso las mujeres dependientes prefieren anularse personalmente a perder la seguridad.

No se pasa de la dependencia a la independencia a través de un puente, se salta. ¡Tienes que producir, querida mujer![
Tus necesidades propias no son peligrosas ni para ti ni para nadie que te ama.
Que nadie te engañe ni tampoco te engañes a ti misma; no pienses:

- “A ver si invierto en esto y se quejan, me abandonan, me dejan”
- “A ver si parezco una egoísta”

¿Cómo vas a parecer egoísta por cuidarte a ti misma?

Nadie tiene derecho a decir cómo satisfacer tus necesidades, tú tienes el derecho de decidir cómo las vas a satisfacer.
No esperes nada de nadie.
Arriésgate y salta.